LA COLOMBIANA QUE DESEA CONVERTIRSE EN UN ÁNGEL
- azabachemag
- 27 mar 2015
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A principios del 2000, por las asoleadas calles de la ciudad de Barranquilla, el contoneo de caderas y paso firme de una pequeña llamada Vanessa Forero Vargas, se hacían notar con mucha contundencia. Espectáculo visual del que fueron testigos sus vecinos, los habitantes de barrios como el Recreo y San José.
Época en la que esta hermosa hija de “Curramba, la Bella” disfrutaba con total normalidad de su rol como estudiante, amiga, hija y hermana. Ritmo de vida que no tardaría mucho en dar un giro de 180 grados, para ubicarla en una esfera social que desconocía.
“Al poco tiempo de haber ingresado a la Universidad del Norte, tuve la oportunidad de pasar unas vacaciones en casa de mi padre, en Bogotá, y fue en ese momento que sentí el deseo de radicarme en aquel lugar, a pesar de lo duro que representaba el alejarme de mi madre y mi hermana… Pero así lo hice”.
Durante sus primeros meses como estudiante de Comunicación social en la Universidad de la Sabana, su mundo giraba entre libros, cátedras magistrales y demás actividades propias de su carrera profesional.
“Por mi cabeza no pasaba la idea de ser una modelo, y mucho menos el interés por conocer de ese ambiente”. No obstante, el futuro de Vanessa, que parece una baraja de cartas, que al mezclarse vislumbra una nueva posibilidad de éxito, le enseñó el verdadero camino que debía seguir.
Un día como cualquier otro, “Hernando Rodríguez, propietario de la agencia Portada Models me propuso iniciarme como modelo. Más tarde decidí participar en el concurso Elite Model Look en Bogotá, y sorprendentemente me lo gané. Fue lo primero que hice en esta nueva carrera, y el solo hecho de haber ganado, me demostró a mí misma que era buena en ello”.
Triunfo que le abrió paso para seguir escalando en un entorno donde los tacones, costosos vestidos de diseñadores y las grandes ferias de moda, serían ahora su prioridad.
En 2012 se llevó el título de Best Model of the World Colombia, y viajó hasta Turquía para representar al país en el certamen internacional. Se operó el busto asegurando que éste le ayudaría a ganar más contratos. Dicen, que se cambió su apellido a Ferraro, para que su nombre artístico tuviera mayor impacto y recordación.
“(Risas) de hecho no es que me haya cambiado el nombre porque sí. Tengo un tío que es americano, y él cambio su apellido a Ferraro, se llama Umberto Ferraro. De ahí salió el apellido Ferraro en mi nombre, pero nunca tuve la intensión de renovarlo al azar. Este apellido ya tiene antecedente familiar. Pocas personas saben quién es Vanessa Forero, pues muchos me distinguen como Vanessa Ferraro”.
Sin embargo, éstas no serían las únicas medidas que tomaría la barranquillera para consolidarse en su inminente acenso, ya que además, le dijo a sus padres que se retiraba de la universidad para aprovechar las oportunidades que esta profesión le estaba brindando; pero solo hasta el 2014, sería el tiempo indicado para que todo un país se enterara de sus aspiraciones.
“Cuando salió la convocatoria para participar en el reality de Caracol, Colombia’s Next Top Model, mi madre me decía que lo intentara, que nada perdía. Seguí sus consejos, y logré llegar hasta las últimas instancias del concurso”.
Luego de un pantallazo tan grande como el de haber pertenecido a uno de los programas concurso con más sintonía en Colombia, Ferraro sintió más confianza para luchar por su más anhelad sueño como modelo: convertirse en un angelito de la casa de lencería más influyente en el mundo, Victoria’s Secret.
… Y como si en el cielo se escucharan los deseos de su corazón, hace un par de meses una agencia de Nueva York, en los Estados Unidos, la llamó para que hiciera parte de sus filas.
“Eso fue algo tan imprevisto. Estando en Milán me informaron que había pasado uno de los castings que presenté en Nueva York, y que debía regresar a Colombia para hacer maletas e irme para asumir este reto. Cuando me entregaron el contrato y demás documentos, mi sonrisa era de oreja a oreja, no sabía si gritar o llorar (risas), porque entre otras cosas, esto ya es tener un pie adentro en el abanico de oportunidades que te ofrece el modelaje. Ya con esto, prácticamente ahora si puedo soñar.
A pesar de haber llegado en plena época invernal, Vanessa y su desmesurada alegría, le permitieron minimizar los obstáculos que le ponía uno de los lugares con mayor población en el globo terráqueo.
“Fue terrible para mí, nunca en la vida había tenido tanto frío, sin embargo, el solo el hecho de tener de ocho a doce castings al día, era un martirio. Al iniciar la Semana de la Moda de Nueva York, todo fue un total descontrol; las carreras para ir de un lado a otro ya que los desfiles no eran en un mismo lugar, con el pelo alborotado y tu maquillaje súper extraño, no es nada chévere (risas), pero eso estoy aquí y a eso fue lo que vine”.
Franqueza con la que también habla de la exposición que tuvo ante centenares de fotógrafos, estilistas, celebridades y directores de cosas de modas, durante sus pasarelas en uno de los eventos de estilo más apetecidos por sus colegas.
“Estar en el New York Fashion Week, es lo más importante que he hecho en mi carrera. Es saber que tengo todo el potencial para entrar a competir en este medio. Es tener algo relevante en mi hoja de vida. Es estar cada vez más cerca de lo que realmente quiero llegar a ser, un Ángel”.

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